La lechería es una de las actividades agrícolas que más agrega valor a su producción primaria, cosecha su forraje y en lugar de venderlo a puerto lo transforman en vacas, y éstas, en lugar de convertirlas en carne, las trasforman en leche, que se transporta con equipos de frío a usinas.
"En febrero y comienzo de marzo hubo muchas lluvias y sin sol. Pero cuando incorporamos animales al análisis, el problema no es el agua, sino el barro que se forma por tanto pisoteo", explicó Domingo Colombres, productor y presidente de la Mesa Lechera de Tucumán. En la producción de forrajes sufrimos el exceso de agua, lo que le resta sanidad y calidad a los mismos, y el pisoteo de animales le resta vida útil. Las vacas pierden confort con el barro, están incómodas, no caminan tranquilas, no tienen dónde descansar para rumiar y, por supuesto, aparecen problemas sanitarios. En el tambo, el exceso de agua y barro afecta la calidad del producto. Y el transporte también tiene problemas para entrar a las explotaciones a buscar la materia prima. Todo redunda en una menor producción, explicó.
"Para no ser pesimistas aclaro que preferimos exceso de agua y no déficit, porque con los primeros tenemos pérdidas de producción, pero con los segundos es peor porque directamente no tenemos producción", acotó. Como conclusión, Colombres expresó: "El sector lechero está acostumbrado a que las cosas no les resulten fáciles. Nuestro objetivo es consolidarnos como cuenca; pero necesitamos apuntalar el factor institucional, la relación con el sector público, la búsqueda de calidad, la capacitación y eficientización de las empresas, y que todo eso redunde en crecimiento y en generación de riqueza social para la comunidad en la que actuamos".